Una cosa es una cosa…..
y otra cosa es otra cosa”, esta frase mi viejo no se cansaba
de repetirla, con enfado y determinación, cada vez que alguien, incluido yo, lo
ponía en la situación de tener que elegir entre dos ideas o planteamientos
totalmente antagónicos y carentes de mayor sentido que la coacción.
Nunca entendí , siendo un niño, porque cuando yo amenazaba
con no hacer mi tarea si no me dejaba quedarme media hora más jugando a la
pelota, o mi hermana le amenazaba con irse de casa si no le dejaba seguir
viendo a su novio(Julito, ahí la tenes pal resto de tu vida) o cuando el
inspector municipal(u otro coimero de turno) le planteaba que o le ayudaba a
pagar esa “cuentita” que tenía pendiente o le iba a tener que multar y cerrarle
el boliche, mi viejo siempre respondia en primera instancia con la frase de
marras.
Ni decir que yo no me salía con la mía, mi hermana al cabo
de un par de años se fue con su novio y el “señor coimero” le cerró y/o multo
el boliche en más de una ocasión, pero el incólume.
El caso es que esa misma frase se la oí decir con el tiempo
a muchos otros gallegos y gentes de lugares varios, con la misma convicción y
firmeza. Como si de una sentencia se tratase, cual jueces de su propia vida.
Con el paso de los años, sin mi viejo al lado para explicármelo,
me fui dando cuenta de a que se referían, se trataba ni más ni menos que de un poético
y rotundo no a la coacción.
Muchas veces en la vida nos encontramos en ese cruce de
caminos en el que alguien nos da a elegir entre uno u otro camino. Cuando la elección
es libre, sin amenazas, sin intimidación ni nos pone ante la disyuntiva de
tener que renunciar que renunciar a nuestros principios, verdades o afectos,
solo se trata de eso una elección libre y valida entre dos caminos. Cuando
todos nuestros derechos, principios y afectos se ven amenazados, no dándonos elección
si no obligándonos a cambiar de rumbo, la elección es clara “sigo por el mismo
camino”.
Esa tozudez, determinación y coraje, son los que me permiten
seguir teniendo hoy en mi viejo, a 33 años de su muerte, un faro hacia el que redirigirme
cuando he equivocado el rumbo. Son muchas las ocasiones en que me he visto
frente a situaciones de esta índole, y pocas en que el haber cedido me hubiese
conducido a buen puerto.
En un momento en el que el país que me acogió durante los últimos
15 años se ve inmerso en una profunda crisis, desde el puente de mando de este
barco a la deriva se plantean opciones inaceptables “regulación del mercado de
trabajo (léase: bajada de salarios, supresión de derechos etc.) o mayor tasa de
desempleo”. Como si la una no fuese tan mala como la otra, pregunten a todos
esos países por los que ha pasado el boom industrial de la mano de obra barata y luego además de
una población arruinada, han dejado una sociedad diezmada en sus derechos básicos,
aunque yo no este más tiempo aquí, espero que esta sociedad se levante y diga
no a la coacción.
Últimamente, la vida y algunas personas, me han puesto ante
ese cruce de caminos, en algunos casos he podido elegir libremente, en otros no
he cedido y perdiendo he elegido el camino que yo creía correcto. Pero también me
ha tocado tener que callar, ceder, porque cuando afecta a quien amas te tragas
el orgullo, solo espero que el faro siga ahí, y en mi tierra pueda retomar el
rumbo.
Nadie tiene derecho a secuestrar los afectos y utilizarlos
para callarnos, una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.
Gracias viejo.
El
Pibe
Este me encanta ya lo lei por que lo colgastes en tu muro de Facebook, yo lo comparti y se la dedique a mi viejo que es como era el tuyo, llore la primera vez q lo leí y llore otra vez ahora. Sos genial y tenes una manera especial de decir las cosas. Gracias por emocionarnos.
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