lunes, 13 de enero de 2014

La Ganga.
Nuestra naturaleza latina y esa herencia árabe, que las culturas del Mediterráneo no deben negar, nos ha llevado siempre a buscar la ganga, el chollo, la oferta.

Nos gratifica tanto a la hora de encontrar esa diferencia en el precio, o la ocasión de negocio única, que las endorfinas que liberamos por este acto suelen nublar nuestra razón y no medimos las consecuencias, dejando de lado la precaución y mesura que se debe tener siempre a la hora de realizar cualquier tipo de transacción.

En el verano de 1996, la pelirroja y yo recibimos la visita de su hermano que venía de Suecia, él se había ido siendo muy joven con sus padres, obligados por las autoridades de entonces, y no había vuelto a Uruguay hasta ese año. Enfermero de profesión en Suecia, tenía unos ingresos que le permitían viajar y conocer mundo, había llegado con ganas de conocer la costa de Maldonado y Rocha y en concreto quería estar unos días en Valizas para de allí seguir hacia hasta Punta del Diablo e incluso Cabo Polonio, típico hasta ahí todo bien.

En eso de conseguir una casita en la zona para quedarnos unos días estábamos, cuando llegó Carlitos, mi amigo desde los 15 , todos hemos tenido un Carlitos en nuestras vidas, el típico amigo que lo hace mejor, más grande y más barato, aunque nadie sabe entonces porque siempre está mangando y no sale de pobre.
“Yo tengo un amigo, que tiene un chalecito en la barra de Valizas, junto al arroyo que me lo deja barato, déjame a mí” esas últimas tres palabras son las que me ponían siempre nervioso, como cuando nos quedamos tirados viniendo de San Gregorio de Polanco por la 46, “déjame a mí que por aquí llegamos antes a Montevideo” 2 días después llegábamos con la grúa.

Pero como la contraria, adicta a las gangas y todo lo que significase un ahorro (además de que no conocía como yo a Carlitos), se enteró de la gran “oportunidad” no tuve más remedio que ceder y confiar una vez más en el buen hacer de mi amigo de la adolescencia.

Salimos un viernes a las 4 de la mañana para estar temprano, mi suegro  para que no me llevase la camioneta me presto su coche(os acordáis de los Citroën  elisee) cargamos el coche, y partimos rumbo a unas soñadas vacaciones de 7 días con mi cuñadito en el maravilloso chalecito que nos había conseguido mi amigo…..

Si ya sé que todos os estáis imaginando ya la clase de cuchitril que me encontré, pues no, era peor de lo que os imagináis….

Se trataba de un ranchito con techo de chapa, donde le quedaba, “monoambiente”, con cuatro literas y el baño afuera ( cuatro chapas a forma de esconder las vergüenzas  mientras se evacuaba y un hoyo en la tierra, ducha?? Para qué, no ibas a ir a la playa?, además  si dabas dos pasos te metías en el arroyo)

Mientras yo me golpeaba la cabeza y repetía como en un conjuro maléfico mil veces el nombre de mi amigo, la pelirroja me iba diciendo “tranquilo, si solo lo vamos a usar para dormir y el tiempo está bueno, que va a pasar”, cuatro últimas palabras proféticas…

Esa misma noche, el cielo estrellado y la luna llena que disfrutábamos cuando volvíamos de cenar en Valizas, dejo paso a unos nubarrones y un viento típico de las tempestades estivales en nuestra costa, muchos años de acampada me habían enseñado a no fiarme del clima por más verano que fuese. “Tranquilo, estamos bajo techo, y mira pesimista, no hay goteras” Sentencio mi media naranja sanguina.

Sobre las 6 de la mañana, me despertó un sonido de agua, medio dormido y con la resaca de la caipiriña del día anterior, me levante de mi litera y…. me zambullí en el agua del arroyo Balizas!!!!

Si señor el “chalecito” era una ganga, a pesar de que no existía ni una canilla ni tubería esa M. tenía agua corriente. Salimos como pudimos, con nuestras cosas encima de nuestras cabezas, al mejor estilo de aquellas películas de Tarzan, en que los exploradores cruzaban los ríos y pantanos de aquella África en California, (si buana, menuda ganga)

Llegamos al coche de mi suegro, el mismo que afortunadamente la noche anterior yo me había negado a estacionar en el “porche” del chalecito, porque si no se lo hubiese llevado el Valizas a la costa junto con el resto de naufragios de la zona.

Una vez el sueco se recuperó de su estupor y le convencimos de seguir adelante con nuestras vacaciones, cargamos el coche y nos dirigimos hacia Punta del diablo, donde un amigo de mi padre regentaba unas bonitas cabañas, que no se parecían en nada a la ganga que acabábamos de dejar.

Carlitos dejo de aparecer por mi casa durante una buena temporada, la flaca le había amenazado con envenenarle el  café.

Hoy con el paso del tiempo puedo reírme como todos vosotros, entre otras cosas porque no deja de ser una mera anécdota que no llego a estropear ni siquiera esas vacaciones.

Pero hay otras gangas aparentes que esconden una trampa, oportunidades de oro o simplemente el ahorro cotidiano que si no medimos bien tarde o temprano nos puede arrastrar al fondo, en particular y como sociedad.

Hace unos años, cuando llegue a España, había comenzado ya un fenómeno a nivel de, principalmente, Europa y Estados Unidos, que supo llamarse aquí primero “milagro económico” (todos recordamos el España va bien) luego “boom inmobiliario” y por “ultimo burbuja inmobiliaria “cuando ya todos estábamos esperando a que reventara.

Esa ganga de economía, que ninguno de nosotros quiso ver por donde le entraba el agua, hoy nos tiene sumergidos en una de las peores crisis de todos los tiempos.

No contentos con todo esto, en el año 2010 el gobierno chino comienza a comprar deuda pública española de forma alarmante, lo cual no solo no dispara las alertas si no que es promovido he incentivado, la panacea de la recuperación de las arcas del estado.

A la par de esto se venían  ya firmando acuerdos comerciales con el gigante asiático, que pocas empresas españolas terminarían viendo favorable.

Comenzamos ya hace unos años a notar una invasión de productos de uso cotidiano que su origen es chino, los mismos que siempre se habían producido en el país, por hacer una diferencia en la compra íbamos a adquirirlos a uno de esos miles de locales que ahora pululan por nuestras ciudades. Perdonen mi ignorancia, pero hasta ahora no he oído a nadie decir, le estamos vendiendo a los chinos 1500 millones de …… español.

Empresas que nos abastecen de servicios básicos, últimamente lo hacen a través de tecnología fabricada netamente en china, es el caso de Telefónica que no se cortó un pelo en cortar todos los contratos con proveedores españoles y europeos para sustituir todo su material por producto chino (mirad en la parte de atrás de vuestro rúter o teléfono domo y veréis de donde viene.

No se trata de ningún complejo ni aversión con los chinos, pero es lógico que si ellos tienen que procurar trabajo y sustento a sus más de 1500 millones de ciudadanos, no van a mirar por nosotros en ningún momento.

En Latinoamérica ya sufrimos durante muchos años el colonialismo económico por parte principalmente de empresas Estadounidenses, llegando a favorecer incluso varios de los golpes militares que terminaron de arruinar la región durante décadas.

Que pasara el día que el boom industrial y económico de China colapse, que pasará con todos esos países que han vendido su deuda y están atados aunque no lo quieran reconocer a una balanza comercial desfavorable?

Las gangas, terminan saliendo caras, mi viajecito con el Sueco, me salió al final como unas vacaciones en Brasil, esto que no estamos viendo nos puede costar el futuro.


El Pibe 

1 comentario:

  1. Quien no tubo un Carlitos en su vida, que divertida la historia a mi me paso pero con una tienda de campaña, mi novio de entonces dijo "este es el mejor lugar para acampar". En plena madrugada estire los pies y estabamos como en un colchon de agua. Que recuerdos y bueno la segunda parte lamentablemente tenes razon el futuro es incierto a ver que mundo dejamos a nuestros hijos. Gracias de nuevo por transportarme a mi adolecencia solo como vos saves. Genial esta vez rei.

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